Tema: Re: El
futuro según Hugo Wast Sáb
15 Sep 2012, 08:18
|
|
|
Qué interesante!!
Azor encontré varias notas sobre el tema. Acá una
http://www.lavoz.com.ar/opinion/injusta-propuesta-hacia-la-memoria-de-hugo-wast
Y acá otra
CENSURA: KIRCHNERISTAS CONTRA HUGO WAST EN GODOY CRUZ, ACUSÁNDOLO DE
"NAZI" POR UN LIBRO ESCRITO EN 1925
Según informó Mdzol, una partida de libros que fueron donados a la
Biblioteca Municipal Manuel Belgrano, en Godoy Cruz (Provincia de Mendoza),
fue rechazada a través de facebook por dos concejales kirchneristas,
quiénes denunciaron su descontento con la aprobación de la ordenanza que
permite el ingreso de dos títulos a la institución.
Estos concejales, en vez de utilizar las vías institucionales de su propia
función, acuden a los medios de comunicación y a facebook, cuando el sitio
donde deben hablar es en el recinto del Concejo Deliberante.
La ignorancia de estos concejales, parte de sus propias manifestaciones:
Hugo Wast no fue “nacionalista alemán”, y la obra que cuestionan, “Desierto
de Piedra” fue merecedora del Gran Premio Nacional de Literatura, siendo
luego traducida entre otros idiomas al inglés, francés y alemán. No es
posible creer que el dúo de concejales solitarios llegue alguna vez a
escribir una obra de relevancia semejante. Esta obra fue escrita en 1925,
cuando el nazismo ni siquiera existía.
El concejal Mariano Maure, del Frente para la Victoria, explicó las razones
del conflicto. “Hace 3 semanas ingresó una ordenanza con un listado de
libros que fueron donados por Lelio Meli, un ex concejal demócrata.
Pensamos que se trataba de un trámite, porque por ley tenemos que aceptar
las donaciones. Sin embargo, revisamos el listado y nos dimos cuenta de
estos dos títulos: Política, politiquería y demagogia, de Agusto Pinochet y
Desierto de piedra, de Hugo Wast”.
Spoiler:
Es
que habéis confundido necesidad con amor?
Última edición por Xela el Sáb 15 Sep 2012, 09:38, editado 1 vez
|
|
Interesantísimo aporte Tres Marías, los libros
los he podido leer varias veces a lo largo de muchos años. El primero que he
leído fue 666. Una de las primeras ediciones de la editoral Tau, allá por la
década del ochenta.
El tomo Juana Tabor, lo conseguí en 1998 en la capital en Lucas, que vende
saldo.
Lo bueno del texto, en el que he quedado atrapado es sin dudas, como manifiesta
el recorrido evolutivo del tema escatológico del fin de los tiempos. Los
personajes van siendo partes de un tramado hermosamente hilado en torno a Juana
Tabor, que aquí representa al animal magnífico (la gran ramera) y ella obedece
ciegamente a su guía y señor él (Dragón) y el 666.
Saben, la gran ramera, la mujer del mayor deleite, goza de un gran poder, su
belleza encendida, y su apetito de lujuria es como una mascarada, sus
herramientas de seducción, oculta a la vista de los extasiados un interes
superior, en cierta forma, ya que no podemos objetar que Dios, como Wast, el
autor de los libros, hace que cada uno siga su destino individual a pesar de
que el final es profético e inevitable. Me pregunto ¿Nos deja alternativa
alguna?.
Bueno el caso de la novela es que uno deja de leerla, y el Sol igual sigue
brillando aun.
Simón
I ??? wauuuu, El libro termina con un papa Argentino que se llama Simón I????,
el verdadero nombre de Pedro apóstol era Simón, no solo pareciera que acierta
al mencionado Pedro de San Malaquías y BSP, sino que dice que es Argentino,
tremendo!
Impresionante causalidad
Bueno, le agradecí por supuesto y
el lunes a primera hora estaba allí comprándolo, le gané de mando al sr.
sobrino-nieto pero bueno, al sr
le interesaba cualquiera de los libros mientras que a mi solo ése! Me ha gustado mucho! realmente todas las coincidencias con los tiempos
actuales, la manera en que describe la situación Argentina me ha dejado
impresionada. Solo agrego a los comentarios, el hecho de que el
libro termina con un papa Argentino: Simón I
les dejo la foto del libro que ahora es una joyita de mi biblioteca, gracias
TresMarias por el dato, de otra forma nunca lo hubiera conocido
Es de la editorial AOCRA - Están los dos libros juntos Juana Tabor y 666 -
Edición de 1975
|
6 6 6 |
RELATO DE HUGO WAST SOBRE EL PADRE BROCHERO
Un cura serrano
El 16 de marzo de 1840 nació en la villa de Santa Rosa, del
Río Primero (en la provincia argentina de Córdoba) José Gabriel Brochero, que
había de ser el famoso cura de San Alberto.
“El señor Brochero” como se lo llamó siempre, ha entrado en la
historia por la graciosa puerta de la leyenda. Antes de saber quién era, el
público, no sólo de Córdoba, sino de toda la Nación, conocía anécdotas, dichos,
episodios de su vida agitada y pintoresca, algunos auténticos y muchos
inventados.
Ha sonado ya la hora de situar esta gran figura de santo criollo
en su verdadero marco histórico, mientras llega el día de venerarlo en los
altares.
Hace medio siglo el Dr. Ramón J. Cárcano hizo de su amigo el señor
Brochero una semblanza llena de interés, que se publicó en un libro muy difícil
de encontrar hoy; “Perfiles contemporáneos”
Esa pintura exacta y feliz –con algunas de cuyas
reflexiones lamentablemente no estar conformes – no ha sido superada;
pero como no pretendió ser una biografía completa, alguna vez será ampliada en
las proporciones que merece el tema.
Lo pintoresco de muchas anécdotas ha hecho formarse al público un
concepto superficial de una de las más ilustres personalidades de la iglesia argentina.
Los más se imaginan que fue un simple cura rural, inculto y
desarrugado en los modales, buen jinete y capaz de decirle malas palabras al
gobernador y al presidente de la república; un caudillo de sotana, empeñado en
una labor materialista, que se ganaba la voluntad de aquellos “gauchos bozales”
entre quienes vivía, con cuentos de chalán y con beneficios de político
lugareño: caminos, ferrocarriles, escuelas, amén de alguna capilla y de no
pocos asados con cuero.
Todo eso, que puede ser cierto, es apenas una parte de la
historia externa del famoso cura de San Alberto. Hay
que decir la verdad. Brochero fue exclusivamente un apóstol, un ardiente
evangelizador de los pobres, que hubiera mandado al diablo sus instrumentos de
apostolado, sus caminos, sus ferrocarriles, sus escuelas, y hasta la célebre
mula malacara en que anduvo miles de leguas por abruptas serranías y desiertos
impresionantes, en cuanto hubiera advertido que eso no servía a su único
propósito: ganar almas para Dios.
Y si no se ha penetrado la verdadera vocación de su vida,
menos se ha advertido la extraña herramienta espiritual que utilizó
¿A quién podía ocurrírsele que el mejor medio de convertir
aquellos hombres y mujeres de las sierras rústicos, recelosos, y a menudo
analfabetos, fuesen los sutiles Ejercicios de San Ignacio?
Este recurso heroico, que comienza con un encierro de ocho o nueve
días para realizar severa penitencia y que es difícil de aplicar a la
generalidad de las gentes, ni siquiera en las grandes ciudades, donde hay más
inteligencia del asunto y predicadores expertos, y casas adecuadas, con las
comodidades indispensables. Brochero lo implantó desde 1878 en el Tránsito,
aldehuela prendida en la falda occidental de las Sierras Grandes, al otro lado
de la Pampa de Achala, en una región que no se comunicaba con el resto del
mundo sino por dificilísimos caminos de herradura.
Algún día se ha de escribir la historia de la casa de ejercicios
del Tránsito (hoy Villa Brochero), y no será el capítulo menos esplendoroso de
nuestra historia religiosa, y contendrá episodios que parecerán copiados de
relatos medievales,, y páginas que se diría arrancadas de la Leyenda Dorada, y
personajes que creeríamos imaginarios, si no estuviéramos casi tocando la
persona misma de su principal protagonista.
¿Cómo se le ocurrió al cura de San Alberto la idea de implantar
los Ejercicios de San Ignacio y cómo la llevó a la práctica?
Refieren que el Niño-Dios mismo le mostró en sueños el
lugar indicado donde había de construir su edificio.
Brochero tiene con Don Bosco muchos puntos de contacto; la
voluntad inquebrantable, el sentido práctico; el ingenio para allegar
recursos; el gracejo, que le ganaba simpatías entre pobres y ricos; el espíritu
de sacrificio; la humildad y la comunicación con el cielo mediante sueños.
. Sería muy interesante recoger para su biografía las versiones de
las versiones que aun corren de los sueños que tuvo.
Había nacido —como dijimos— el 16 de marzo de 1840. Tenía, pues, 29 años
cuando en 1869 se hizo cargo del curato del departamento de San Alberto, con
sus quinientas leguas de serranías indómitas y casi desiertas, y una mísera
capilla de techo de paja, situada en San Pedro, la población principal.
Pronto había recorrido en mula todo su feudo, y empezaba
a conocer a sus feligreses, muchos de los cuales por primera vez en su vida
veían un hombre de sotana.
. Los visitaba para saber sus necesidades y los invitaba a ir los
domingos a la misa, donde él les platicaba con lenguaje pintoresco y
transparente. Muchos accedían y consentían en cubrir la distancia de ocho,
diez, quince leguas, que los separaba de San Pedro. El joven cura iba
ganándolos, y no tardó en ver que su capilla era muy pequeña para la
concurrencia de los domingos; y se puso a la obra de construir una verdadera
iglesia.
Y como el apetito viene comiendo, y muchos de sus feligreses realizaban
largas peregrinaciones sin más objeto que asistir a misa, se le ocurrió
invitarlos a ir a la ciudad de Córdoba, para pasarse unos días de penitencia en
la Casa de Ejercicios que allí existe.
La proposición ahora nos parecerá inconcebible. ¿Cómo
abandonar ocupaciones, hogares, familias; transponer treinta leguas de
cordillera, en pleno invierno, cruzar desiertos o páramos nevados, en que ni
los pumas ni las águilas encuentran su alimento?
Y la invitación se hacía a todos, hombres y mujeres, y el
joven sacerdote se comprometía a guiarlos él mismo, montado en su mula, como un
San Bernardo, predicador y guía de esta rara cruzada
¡Y cuántas veces se vio el Sr Brochero arrodillado a los pies de
un gaucho hosco y soberbio, conjurándolo a acompañarlo hasta Córdoba para
salvar su alma!
Un día, uno de ellos, estanciero, dueño de muchas vacas, le
contesta con ira:
-Levántate, cura! No es posible ahora lo que me pedís.
Pero el Sr Brochero vuelve a la carga un año y otro año y al
fin lo arrastra; y así va convirtiendo uno por uno a centenares de paisanos,
que se vuelven sus acólitos.
Tiene fe ciega en los prodigiosos resultados de los
Ejercicios Espirituales. Desde los tiempos en que era seminarista los conoce
por experiencia propia, y ahora que es cura de almas, son su permanente
obsesión. Sabe que nada se opone
tanto a la vida espiritual como el hecho casi trivial de que nadie se
desprende, ni siquiera por un día, de los cuidados temporales; nadie se
zambulle enteramente en una atmósfera de libertad absoluta que le permita
poseer su corazón al menos durante una hora.
Lo peor es que no advertimos el fenómeno. Vivimos huyendo de
nosotros. Nos resulta pesada nuestra propia intimidad. Nos espanta el quedarnos
solos con nosotros mismos, y por eso buscamos distracciones exteriores, so
pretexto de obligaciones o salud.
El Sr. Brochero no pensó que ese mal fuese exclusivo de los
habitantes de las ciudades. También en las campañas, entre las gentes
ignorantes y simples, había pocos amigos de quedarse solos enfrente de la
conciencia despierta.
Los ejercicios espirituales eran el remedio d esa enfermedad. Mas
había que aplicarlos conforme a la minuciosa técnica de San Ignacio, no
descuidando un solo requisito, comenzando por el encierro en un caserón
adecuado.
Dos veces cada año condujo numerosísimos grupos de jinetes, hombres y
mujeres, por arriba de la Pampa de Achala, nevada con frecuencia, pues era en
los meses de julio a agosto.
Marchaban lentamente, por caminos de cabras, el día entero,
y de noche acampaban al raso, bajo la palpitante y helada luz de las estrellas,
alrededor de hogueritas menguadas, porque la leña escasea mucho en la región.
Hombres curtidos, mujeres fuertes de cuerpo y alma, voluntades
contagiadas por la indomable voluntad de Brochero, que tenía un recurso o un
chiste para doblar cualquier dificultad.
En 1872 inauguró su primera iglesia, cuyos ladrillos, cuya
cal, cuyos techos habían sido cortados, cocidos , labrados por los feligreses
bajo la dirección del cura, convertido en maestro de obras.
Las vigas, los postes, los pilares de madera, extraídos de los
montes y arrastrados a la cincha le costaron una larga enfermedad, pues un día
la espantadiza mula lo arrojó por las orejas, quebrándole una pierna.
Como fuesen cada año más numerosos los que se alistaban para
aquella inverosímil cabalgata, de cincuenta o sesenta leguas en redondo,
después de la iglesia pensó en reconstruir una casa para hacer los ejercicios
en el Tránsito otra aldea de su curato.
. Puso manos a la obra. Fue una construcción sencilla y barata, pero de
grandes medidas: una capilla, muchas habitaciones y un gran comedor de 60 varas
de largo.
Formando cuadro con ella edificó otra, de 48 varas por 100, para
colegio de niñas, y trajo de Córdoba a las monjas Esclavas del Corazón de
Jesús, a quienes encomendó el cuidado de ambas. La fama del Colegio y de la
Casa de Ejercicios se difundió por toda la región y acudieron colegiales y
ejercitantes de los más remotos lugares de la provincia de Córdoba y aun de la
de San Luis y de La Rioja.
Brochero era ya hombre de inmensa popularidad. Llamábanle
“el señor Brochero”, nunca padre Brochero, y menos “el cura Brochero”, a secas.
En Córdoba no se designa a los sacerdotes seculares con el tratamiento de
“Padre”, reservado exclusivamente para ciertos religiosos, como los
jesuitas .A los seculares se les dice “Señor”, que equivale al “Don” de los
italianos.
Cuenta el mismo en sus apuntes cómo lo ayudaron sus feligreses
para construir todo aquello.
“Los que habitaban en el Tránsito –dice- desde 7 años arriba, me
llevaban ladrillos y cal quemada al pie de la obra, en el hombro y en la
cabeza; como lo hacían también las damas y señoritas, que me traían la cal
cruda de una legua de distancia, en árganas o alforjas, para que la quemase en
los hornos que estaban en la plaza; y de diversos puntos me conducían los
postes a remolque, a cincha de mula, viniendo muchas de estas vigas hasta de
veinte leguas, pues en esa fecha no había yo construido el camino
carretero en el valle del oeste.”
Fue tal su alegría cuando se abrieron los cimientos de la Casa de
Ejercicios, que quiso poner él mismo la primera piedra, y previendo la oposición
del infierno contra el edificio del que esperaba tantos frutos, la arrojó con
brío, como si con ella aplastase la cabeza de una serpiente, y exclamó: “¡Te
fregaste, diablo!”
La inauguró en el invierno de 1878 y tuvo que dividir a los ejercitantes
en cinco tandas, pues pasaron de 3.000. Al año siguiente fueron ocho tandas,
con más de 4.000.
Ya han transcurrido más de sesenta años y todavía funciona aquel
prodigioso mecanismo en el caserón primitivo, harto destartalado ya. No menos
de 100.000 personas han “tomado” (como allí dicen) los Ejercicios Espirituales
más severos que puedan imaginarse, en esa aldehuela de escasísima población.
Nada más pintoresco, y a las veces nada más extravagante,
que los medios de que se valió el cura de San Alberto para propagarlos.
. Había en las Sierras Grandes, allá por 1887, un
gaucho malo, jefe de bandoleros, famoso por sus robos y crímenes. La escasa
policía de la región prefería hacer la vista gorda antes que librarle batalla
campal, de la que hubiera salido infaliblemente derrotada.
El señor Brochero se empeñó en hacerle "tomar"
los Ejercicios al "Gaucho Seco”, y fue a buscarlo en su
escondrijo como quien busca a un puma en su cubil.
Ya de entrada, no más, le dijo que iba a curarle la lepra de que estaba cubierta
su alma. El Gaucho Seco oyó estupefacto semejantes palabras y
tuvo curiosidad de asistir a unas ceremonias tan extrañas, de que hacía diez
años se hablaba tanto en el país.
Una mañana del frío mes de agosto llegó al Tránsito, montado en
una mula zaina, guiado por el cura, que montaba su invariable mula malacara, y
seguido a cierta distancia por otros dos jinetes que le guardaban las espaldas.
– Vamos a ver – dijo el Gaucho Seco, apeándose a la
puerta de la Casa de Ejercicios – cómo se me va a curar la lepra del alma.
Desensilló, entregó la mula a su lugarteniente, y llevando en sus brazos
el apero que sería su cama durante ocho días, siguió a Brochero, que le hizo
cruzar dos patios y palmeándole la espalda le indicó una habitación, donde
dormiría con una veintena de hombres de su laya.
Más de setecientos paisanos habían llegado ya para esa tanda.
Todos miraban, no sin recelo al Gaucho Seco, que pasaba
arrogante entre ellos, haciendo sonar sus espuelas y arrastrando la cincha de
su silla de montar, cubierta por ricos pellones.
Sólo se oía el ruido de aquellos pasos y de aquellas espuelas. Un
silencio imponente dominaba a la extrañísima reunión.
– ¡Vamos a ver el milagro! – dijo para sí con sorna, arrojando
sobre la tierra empedernida el copioso apero.
Sonó entretanto una campanita agitada por la mano de un viejo; y
todos silenciosamente lo siguieron sin saber a dónde, y el “Gaucho
Seco” detrás de ellos. Entraron en la capilla, que se hallaba a
oscuras, no obstante ser de día, alumbrada escasamente por algunas velas de
sebo y la mariposilla del Sagrario. Un sacerdote de negra sotana empezó a
hablarles. Nadie más que él hablaba. El silencio era absoluto y comprimía hasta
el latido de las sienes. Del patio llegaba un olor a carne asada. El señor
Brochero les preparaba el primer almuerzo en fogatas al aire libre.
Terminó la plática y hubo rezos y cánticos. El Gaucho
Seco asistió sin aburrirse, pero sin comprender ni los cantos, ni los
rezos, ni las pláticas.
¡Misericordia Señor;
Misericordia de mí
Que a tantas misericordias
Cuán mal te correspondí
El Gaucho Seco asistió sin aburrirse, pero sin comprender ni los
cantos, ni los rezos, ni las pláticas.
Sonó otra vez la campana y salieron a almorzar. Siempre el mismo
silencio impresionante. A lo sumo, el ruido de un cuchillo, uno de esos largos
y filosos cuchillos de los gauchos, que cortaba un hueso.
Después cebaron mate, alrededor de anafes de barro cocido, en que
se iban durmiendo rojas brasas de algarrobo.
El Gaucho Seco, vencido por las ganas de tomar
mate, se allegó a un grupo y aceptó que lo convidaran, sin atreverse a
pronunciar una palabra, tan plúmbeo e imperioso era el callar de la
muchedumbre.
De nuevo la campana, y el moverse en filas de la concurrencia, y
el acudir a la capilla, y de nuevo la plática y los rezos y los cantos.
Al anochecer una fantástica procesión de Vía Crucis, y en seguida
lo inaudito, la cosa más extraña del mundo: por turno, pues no cabían todos a
la vez, entraban en la capilla, cerraban las puertas, se apagaba hasta la
minúscula luz del Santísimo, y aquellos hombres recios, barbudos, se azotaban
cruelmente las espaldas desnudas con sus fieros rebenques de cueros trenzados.
Entretanto, los otros fuera de la capilla aguardaban
excitados por la granizada de los azotes, cuyo ruido llenaba el patio
El Gaucho Seco penetró
con sus compañeros, mas permaneció de pie, en un rincón, torvo y enfurecido de
haberse dejado llevar hasta aquella mojiganga.
Después, de nuevo a sus piezas, desnudas y frías, donde
calentaron los estómagos vacíos con algunos mates, y se acostaron vestidos
sobre sus aperos, en la tierra, pues, no había camas, ni las necesitaban
personajes como ellos.
Al alba, otra vez la campana, las mismas distribuciones y el
mismo silencio.
Más que las pláticas de los dos jesuitas que sucesivamente les
hablaban, llamaban la atención del “Gaucho Seco” las coplas
que se cantaban, y cuyo trascendental sentido había comenzado a percibir: Perdón,
ya mi alma / Sus culpas confiesa; / Mil veces me pesa / De tanta maldad. /
Perdón, oh, Dios mío / Perdón y piedad...
¿Era, pues, cierto, era posible que Dios lo perdonase a él?
¿Era, pues, verdad que otros muchos, tan cargados como él de
crímenes, habían encontrado misericordia al pie del Crucifijo?
Al tercer día el Gaucho
Seco se azotó con furia los recios lomos y al sexto día se arrodilló
sollozando a los pies de un misionero, que lo envolvió en el poncho de lana
para que otros no lo viesen llorar.
– ¡Cayeron, mi curita, las escamas de la lepra! Hoy es el día de mi
nacimiento.
Al otro año el Gaucho Seco volvió a los
Ejercicios trayendo a catorce paisanos más que querían también hacer el
maravilloso experimento de nacer de nuevo.
El último día de los ejercicios el cura los despedía con una
carne con cuero y un sermoncito de este jaez: "Bueno; vayan no
más, y guárdense de ofender a Dios volviendo a las andadas. Ya el cura ha hecho
lo que estaba de su parte para que se salven, si quieren. Pero si alguno se
empeña en condenarse, que se lo lleven mil diablos...”
De tal manera empapó su enseñanza a la vasta región donde se
extendía su benéfica influencia que un día pudo responder a alguien que le
preguntaba qué había que hacer para difundir mayor cultura entre aquellas
gentes sencillas e ignorantes:
- ¿Qué hay que hacer? Nada, sino hacer lo mismo que estamos
haciendo: enseñar el catecismo.
Y con orgullo muy legítimo declaraba:
-Aquí, en el Tránsito, en Villa Dolores, no hay nadie, ni viejo,
ni chico, que no sepa su catecismo. Hasta los niños de brazos saben
dónde está Dios. Y allí está todo.
. La obra de José Gabriel Brochero fue inmensa. Murió a los 73
años, el 26 de enero de 1914. Bien pudo en aquel instante, comparando la
pequeñez de sus comienzos con la grandeza del resultado, repetir las graciosas
palabras del Eclesiastés: “Yo me dije: Voy a rogar mi jardín; y he aquí
que mi canal ha venido a ser un río; y que mi río ha llegado a ser un
mar”(Ecl.24,29)
Aunque, por decreto justiciero del gobernador Cárcano, el Tránsito lleva
ahora su nombre y hay en la plaza del pueblo una estatua suya de bronce,
todavía su país no ha reconocido en él a uno de sus más grandes benefactores.
Algún día se escribirá su hermosa historia y veremos cómo
se ha cumplido en él las palabras del profeta Daniel: “los que hayan
conducido a muchos a la justicia serán como las estrellas, eternamente y
siempre”.(Daniel 12,3)
Buenos Aires, marzo de 1940
Hugo
Wast
Estamos justamente con el sabor amargo de una injusticia; Brochero no merece ser ultrajado. No hay un punto en su vida que coincida con los cambios de la iglesia. NUNCA LOS HABRÍA ACEPTADO.
¡N U N C A!
|
HUGO WAST ES EL TERCERO. EN EL SEMINARIO DE CÓRDOBA LOS SEMINARISTAS EDITABAN UNA REVISTA LLAMADA EL AJÍ. ES DE LOS AÑOS 1916 - 17 ESTA NOTA |
|
MUCHO HAN LADRADO PERO POCO HAN CONSEGUIDO.-SU APOSTOLADO ESTÁ SIEMPRE VIVO |
|
SOBRE DISOLUCIÓN EJÉRC ITO |
|
SOBRE LO QUE PERDEMOS.- SEREMOS NOSOTROS LOS SIN PATRIA |
|
ALEGATO C ONTRA EL ABORTO |
|
ESTA FOTO PERTENECE AL VIAJE QUE EFECTUARON PARA REPATRIAR LOS RESTOS DE MONS. DR. PEDRO IGNACIO DE CASTRO BARROS DESDE CHILE. MUERTO EN ESE PAÍS EN 1849.
MARTINEZ ZUVIRÍA CON BASTÓN Y EL P. VERA VALLEJO Y OTROS |
Biografía y bibliografia de de Hugo Wast (Gustavo
Adolfo Martínez Zuviría) por Juan
Carlos Moreno
Basada en “Genio y figura de Hugo Wast”
|
1883-
Gustavo Adolfo Martínez Zuviría nace en Córdoba, el 23 de octubre.
1884-
Recibe óleo y crisma en la Catedral, el 24 de noviembre de 1884.
1889-
Estudios primarios: Colegio Santo Tomás, Padres Escolapios.
1893- A
los 10 años escribe: “Carlos Cronwell, o sea el navegante”.
1897- A
los 14 años publica en Los Principios, Córdoba: “Un viaje a París”.
1901-
Título de Bachiller en el Colegio Inmaculada Concepción de Santa Fe.
1902-
Ingresa en la Universidad de Santa Fe.
- Es designado el primer Bibliotecario de la Universidad de Santa Fe.
- Publica “Los dos grumetes” (Acusación y defensa), una obrita de
teatro: “Mi suegra me quiere mucho”, un trabajo de polémica: “El
Naturalismo y Zola”.
- Inicia en Los Molinos, Córdoba, su primera novela: “Alegre”.
1903-
Publica:”La Creación ante la pseudo-ciencia” (ensayo polémico).
“Fantasías y leyendas” (cuentos) con una carta de José María de
Pereda.
1904-
Publica el libro de versos “Rimas de amor”.
1905- “Alegre”,
1ª edición: Fernando Fe, Madrid. Llega a 21 ediciones.*
1906-
Comienza a colaborar en La Nación, y en Caras y Caretas.
1907-
Se recibe de Abogado. Presenta “¿Adónde nos lleva nuestro panteísmo de
Estado” tesis para doctorarse en Derecho y Ciencias Sociales, en la
Universidad de Santa Fe: TESIS RECHAZADA. Se doctora en Derecho y Ciencias
Sociales con otra tesis: “El Salario”.
- Biblioteca Patria publica en Obras Premiadas, Madrid: “Golondrina
de presidio”.
- Montaner y Simón, de Barcelona, edita su 2ª novela “Pequeñas grandes
almas”, que en 1917 se reimprime con el título de “Novia de
Vacaciones”. 15 ediciones.*
- Escribe “El gran cuento del tío de la Literatura Nacional”, Santa
Fe.
- Actúa como Secretario de la Asamblea Constituyente de Santa Fe.
1908-
En su viaje de bodas con Matilde de Iriondo, el Papa Pío X los recibe en la
sala del Tronetto del Vaticano, les dice “tengan hijos” y los bendice.
1909-
El Colegio Nacional de Santa Fe lo nombra Profesor de Literatura Preceptiva e
Historia Literaria.
1910-
La Universidad de Santa Fe lo designa Profesor de Sociología.
1911-
Aparece “Flor de Durazno”. Firma por primera vez con el seudónimo de
Hugo Wast, anagrama de su nombre en sueco: GHUSTAWO. 34 ediciones.*
1912-
Publica un ensayo científico: “El enigma de la vida”.
1914- “Fuente
Sellada”, París, Librería Paul Ollendorff. 18 ediciones.*
1915-
Se afilia al Partido Demócrata Progresista, fundado por el Dr. Mariano
Demaría.
- Es candidato a Vicegobernador de Santa Fe, con Lisandro de la Torre como
candidato a Gobernador.
- Dirige el diario Nueva Época de Santa Fe.
1916-
Obtiene por oposición la cátedra de Economía Política en la Universidad
Nacional de Santa Fe.
- Publica “Un país mal administrado”, Bs. As., Arnoldo Moen y
Hermanos.
- Es elegido Diputado Nacional por la Provincia de Santa Fe.
- “La casa de los cuervos”, 1er. Premio del Ateneo Nacional. 32
ediciones.*
1917- “La
huelga”, Buenos Aires, La Novela Semanal.
1918-
En La Novela del día, Bs. As.: “Salomé”, “La barrera” y “El
secreto de la casa de los eucaliptus”.
- “Valle Negro” , Bs. As. 16 ediciones.*
1919- “Ciudad
turbulenta, ciudad alegre”, Bs. As. 12 ediciones.*
- El diario La Nación, de Buenos Aires, publica dicha obra en
folletín.
1920- “La
corbata celeste”, Bs. As. 22 ediciones.*
1921- “El
amor vencido”, llamado después “Los ojos vendados”.12 ediciones.*
- “Flor de durazno” (teatro, drama en 3 actos). Bs. As.
- “Prosa parlamentaria”, Bs. As.
1922-
Renuncia al Partido Demócrata Progresista cuando ve que se inclina hacia la
izquierda y hace públicas las causas de su retiro.
- “El vengador”, Bs. As. 9 ediciones.*
1923-“Valle
Negro”: Medalla de Oro de la Real Academia Española.
- “La que no perdonó”, Bs. As. 14 ediciones.*
1924- “Pata
de zorra”, Bs. As. 10 ediciones.*
- “Una estrella en la ventana”, Bs. As. 8 ediciones.*
1925-
“Desierto de Piedra”, Bs. As. 27 ediciones.*
1926-
El Gobierno Argentino le otorga el Gran Premio Nacional de Literatura por su
novela “Desierto de Piedra”.
- “La vocación artística”, Buenos Aires, en los Cursos de Cultura
Católica.
- “Las Espigas de Ruth”, Bs. As. 6 ediciones.*
- “Myriam la conspiradora”, Bs. As. 14 ediciones.*
- “El jinete de fuego”, Bs. As. 12 ediciones.*
1927-
Viaja por toda Europa, durante cuatro años, con su esposa y sus hijos.
- “Tierra de jaguares”, Bs. As. 14 ediciones.*
- “Sangre en el umbral”, Bs. As. 8 ediciones.*
1928-
Acompaña a Monseñor Miguel de Andrea en viaje por España y escribe:
- “15 días sacristán”, Bs. As. 6 ediciones.*
- La Real Academia Española lo designa Miembro Correspondiente.
1929-
Viaja a los Estados Unidos y firma contratos con varias empresas para la
edición de sus novelas en inglés.
1930.
En junio, asiste en Varsovia al Congreso de los PEN Clubs.
- El camino de las llamas”. Bs. As. 17 ediciones.*
1931.
Regresa a Buenos Aires y es nombrado Director de la Biblioteca Nacional,
cargo que desempeña hasta 1955.
- “Confidencias de un novelista” y “El Novelista en su taller”, las
que más tarde aparecen en un solo tomo como “Vocaciòn de escritor”. 6
ediciones.*
- “Las aventuras de Don Bosco”, tomo I y II, que después titula: “Don
Bosco y su tiempo”. 18 ediciones.*
Es nombrado Miembro de Número de la Academia Argentina de Letras.
1933.
Se lo designa Presidente de la Comisión de Prensa del XXXII Congreso
Eucarístico Internacional.
1934.
Pronuncia un gran discurso, el 12 de octubre, en el teatro Colón, delante del
Legado Papal, Cardenal Eugenio Pacelli, y del Presidente de la República,
General Agustín P. Justo.
1935.
El Papa Pío XI lo designa Comendador Pontificio de la Orden de San Gregorio
Magno, en mérito de su vasta labor literaria, social y religiosa.
- “El Kahal” y “Oro”, Bs. As. 22 ediciones.*
1936. –
“Naves, oro, sueños”, Bs. As. 5 ediciones.*
1937.
Asume la Presidencia de la Comisión Nacional de Cultura.
Es nombrado Miembro Correspondiente de la Academia de Bogotá.
1941.
El Presidente de la Nación, Doctor Ramón S. Castillo, lo nombra Interventor
Federal en la provincia de Catamarca.
- “El sexto sello”, Bs. As. 5 ediciones.*
1942. –
“Juana Tabor” y “666”, Bs. As. 9 ediciones.*
1943.
El Presidente, General Pedro P. Ramírez, lo designa Ministro de Justicia e
Instrucción Pública. El 31 de diciembre reimplanta el decreto sobre
Enseñanza de la Religión Católica -optativa- en las escuelas públicas.
1944. - “Esperar contra toda esperanza”. Bs. As. 9 ediciones.*
1945. -
“Lo que Dios ha unido”, Bs. As. 10 ediciones.*
1948. –
“Aventuras del Padre Vespignani”, Bs. As. 2 ediciones.*
1949.
Asume la dirección de la revista Argentina.
1952. –“Morir
con las botas puestas”, Bs. As. 2 ediciones.*
1954.
El gobierno de España le confiere la Condecoración de la Gran Cruz de Alfonso
X, el Sabio.
1955. “Estrella
de la tarde” y “¿Le tiraría usted la primera piedra?”. 2 ed.*
1957. Obras
Completas. Editorial Fax, Madrid, tomos I y II.
1960. -“Año
X”. Bs. As. 3 ediciones.*
1962.
El 28 de marzo, en Buenos Aires, entrega su alma al Creador.
Se lo entierra revestido con la sotana y la faja de la Orden Jesuita. 1963. –“Autobiografía
del hijito que no nació”, obra póstuma. 1 edición.*
Número
de ediciones sólo hasta julio de 1963.
Por ejemplo: “Autobiografía del hijito que no nació” fue editada por:
Thau (3 ediciones), Dictio, Theoria, Folia Universitaria de Guadalajara (2
ediciones), sin contar las impresiones
pirata.
XXXXX Actual: se ha editado una nueva Antología de sus
obras; consta de 2 volúmenes; están a la venta.
|
Uncian el tercer volumen de las Obras Completas de Hugo Wast
Miercoles 15 Jul
2015 | 11:47 am
Tras paciente y
cuidadosa labor, la Fundación Gladius asumió la responsabilidad de editar las
Obras Completas de Gustavo Martínez Zuviría, conocido por su seudónimo Hugo
Wast. La edición, que responde a la demanda de lectores ávidos de conocer al
gran escritor católico argentino, cuyas obras están totalmente agotadas en el
mercado librero, se publica en tres tomos en una edición de lujo de agradable
presentación. Ya se encuentran publicados los tomos 1 y 2 y ahora se anuncia la
publicación del tercer tomo para diciembre de 2015, con el que se coronará este
valioso esfuerzo editorial.
Tras una paciente y cuidadosa labor,
la Fundación Gladius asumió la formidable responsabilidad de editar las Obras
Completas de Gustavo Martínez Zuviría, conocido por su seudónimo Hugo Wast. La
edición, que responde a la persistente demanda de lectores ávidos de conocer al
gran escritor católico argentino, cuyas obras están totalmente agotadas en el
mercado librero, se publica en tres tomos en una edición de lujo, con una
cubierta con letras doradas y una sobrecubierta laminada a color.
Actualmente se encuentran publicados los tomos 1 y 2 y ahora se anuncia la publicación
del tercer tomo para diciembre de 2015, con el que se coronará este enorme
esfuerzo editorial.
El tomo I contiene: Alegre; Novia de Vacaciones; Flor de Durazno, Fuente
Sellada; La Casa de los Cuervos; Valle Negro; Ciudad Turbulenta, Ciudad Alegre;
La Corbata Celeste; Los Ojos Vendados; El Vengador; La que no Perdonó; Una
Estrella en la Ventana; Pata de Zorra; Desierto de Piedra; Lucía Miranda.
Y el tomo II: Myrian la Conspiradora; El Jinete de Fuego; Tierra de Jaguares;
El Camino de las Llamas; El Kahal; Oro; Esperar contra toda Esperanza; Lo que
Dios ha Unido; Morir con las Botas Puestas; Los Huesos del Coronel; Estrella de
la Tarde; ¿Le Tiraría Usted la Primera Piedra?; Juana Tabor; 666; El Sexto
Sello.
El tomo III- Volumen de 1800 páginas, contiene: Las Aventuras de Don Bosco;
Aventuras del Padre Vespignani; Las Espigas de Ruth (11 novelas); Papeles
Viejos (6 novelas); El Becerro de Oro (5 novelas); Sangre en el Umbral; El
Techo de Paja; El Secreto de la Casa de los Eucaliptos; La Barrera; Bandera
Roja; La Copa Intacta; El Abrazo; Patricia; El Hijo del Último Cacique; La
Vuelta del Presidiario; La Mano Cortada; Las Trece Esmeraldas de la Reina;
Bombarda; ¡Niño!; Un Cura Serrano; El Sucesor de Don Bosco; El Amor a la Vida y
el Amor a la Muerte; La Piel del Diablo y la Pierna de Judas; La Historia de
Dos Malas Noches; Mi Primer Artículo; La Verdad sobre el Arte de Editar; Los
crímenes del Abate Bethleem; El General Boulanger y La Belle Meunière; El
Noveno Sacramento; ¿Somos Americanos los Argentinos?; Secreto de Confesión;
4000 Palabras sin Solemnidad en 4 Ocasiones Solemnes; El Doctor Ernesto
Padilla; Vocación de Escritor; 15 Días Sacristán; Teología de un Sacristán;
Navega hacia Alta Mar; Autobiografía del Hijito que no Nació; Tesis Rechazada;
Año X.
Acerca de los
libros de Hugo Wast
Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast), fue uno de los más grandes escritores de
América con más de 7 millones de ejemplares publicados, de los cuales 3
millones y medio son ediciones no autorizadas.
La actual edición de Gladius fue preparada durante 20 años por el Instituto
Hugo Wast y la Fundación Gladius.
Los libros de Hugo Wast eran utilizados como texto de escuela en los colegios
de España y de muchas naciones americanas y de algunos estados de Norteamérica,
porque se lo consideraba el mejor escritor para poder hablar y escribir bien el
castellano, no solo por la riqueza del vocabulario, por la hondura de los
conceptos, por la variedad de los temas (historia, geografía, letras, teología,
botánica, zoología, náutica, vida rural, paisaje urbano y natural, cultura en
general) sino por la construcción de la frase, que daba una organización lógica
del pensamiento.
Datos biográficos
Nació en la ciudad de Córdoba el 23 de octubre de 1883.
A los 10 años escribió su primer cuento: Carlos Cronwell, o sea el Navegante, y
a los 14 publicó en Los Principios, de Córdoba, su cuento Un viaje a
París.
En 1902 escribe su primera novela: Alegre, publicada en Madrid en 1905 y en
1911 publica Flor de Durazno, con el seudónimo de Hugo Wast.
En 1916 su novela La Casa de los Cuervos obtiene el Primer Premio del Ateneo
Nacional y en 1923 la Real Academia Española le otorga el premio quinquenal de
Literatura por su obra Valle Negro.
En 1926 el Gobierno Argentino le otorga el Gran Premio Nacional de Literatura
por su novela Desierto de Piedra y en 1928 la Real Academia Española lo designa
Miembro Correspondiente.
En 1931 asume la dirección de la Biblioteca Nacional y se incorpora como
miembro fundador de la Academia Argentina de Letras.
1933 preside la Comisión de Prensa del XXXII Congreso Eucarístico Internacional
y en 1935 Pío XI lo designa Comendador Pontificio de la Orden de San Gregorio
Magno.
En 1937 es designado presidente de la Comisión Nacional de Cultura y en 1943 el
Presidente Ramírez lo nombra Ministro de Justicia e Instrucción Pública. El 31
de diciembre de ese año emite el decreto sobre la enseñanza de la religión
católica en las escuelas públicas, como materia ordinaria no obligatoria.
En 1954 el gobierno de España lo condecora con la Gran Cruz de Alfonso X, el
Sabio y la Editorial Fax, de Madrid, publica en dos volúmenes sus Obras
Completas, premiadas por el Instituto del Libro Español entre los libros mejor
presentados.
En 1961 escribe su última novela: Autobiografía del Hijito que no Nació, de
publicación póstuma, y el 28 de marzo de 1962 fallece en Buenos Aires.
Para informes y conseguir la obra: Librería Imagen y Palabra, Av. Córdoba 1521,
Buenos Aires; tel/fax: (011) 4815-0696; correo electrónico: libreriaiyp@hotmail.com;
libreriaimagenypalabra@blogspot.com.ar ;
Twitter: @imagenypalabra; Facebook: Librería Imagen y Palabra.+